La terapia familiar y de pareja, consiste en recordar y volver a sintonizar con aquello que sentimos cuando construimos el proyecto común. El espacio terapéutico, a veces se vuelve necesario para que los miembros de una relación de pareja o de la familia puedan aprender a comunicarse mejor y a escucharse los unos a los otros. Las personas integrantes de una relación, con el tiempo van asumiendo roles estáticos, con los que no están conformes y además, sienten la limitación de no poder ser ellos mismos.
La terapia familiar y de pareja, como un espacio de re-conocimiento y encuentro.
Re-conocerse, como volver a conocerse; desde otro lugar, donde las personas pueden escucharse y escuchar a los demás, con una comprensión mayor. Donde puede existir un «yo» en un «nosotros», y también se puede ver al otro tal cual es, eliminando los filtros del dolor de nuestras experiencias pasadas y de mandatos y creencias ya obsoletas que no nos permiten avanzar.
Muchas veces, las heridas y experiencias de uno o varios miembros de la relación, obstaculizan las relaciones familiares o de pareja. La terapia familiar sistémica es un enfoque psicoterapéutico que contempla al individuo como un elemento integrante dentro de un sistema mayor, en este caso la familia. Por lo tanto, aborda los problemas que las personas presentan en el contexto de sus relaciones, ampliando la mirada a otros factores, saliendo así del reduccionismo ocasionado de mirar a la persona como un individuo aislado al cual no le condiciona el sistema familiar, social y cultural que le rodea. La terapia sistémica es una terapia integrativa, por lo tanto, no excluye a ninguno de los restantes enfoques.
Tal y como sucede con la terapia individual, en la terapia familiar o de pareja, el mejor resultado siempre será el que conlleve la consecución de los objetivos de los clientes y les aporte mayor bienestar, aunque a veces, el resultado tenga que ser la ruptura. Pero siempre, respetando el deseo y los tiempos de integración del proceso terapéutico de las personas que acuden a terapia.
«El ser humano tiene la necesidad de pertenecer al grupo de origen. La familia es nuestro grupo de pertenencia, en el cual todos los miembros están conectados; de tal manera que lo que ocurre en una parte del sistema repercute al resto, no solo en el momento presente, sino también de una manera transgeneracional. Esta conexión se establece a través del amor, el cual se vive de tal modo que el individuo está dispuesto a sacrificar su vida y su felicidad por el bien del propio sistema.»
Mercé Traveset